Bodegas Loeda

vino y arquitectura

Ya lo hemos comentado más veces, el enoturismo se está consolidando como una alternativa de ocio cada vez más demandada. En la actualidad, el mundo del vino ya no se reduce únicamente a las catas, sino que se ha transformado en una experiencia integral en la que conocer los viñedos y el proceso de elaboración del vino se ha vuelto tan importante como saborearlo. Y las bodegas, conscientes de este hecho, no han dudado en incluir la arquitectura como uno más de los atractivos del enoturismo. Hoy, te traemos una recopilación de algunas de las bodegas más atractivas a nivel arquitectónico alrededor del mundo.

Dominus State, California

Los suizos Jacques Herzog y Pierre de Meuron, concibieron la construcción de esta bodega en 1997 como un elemento integrado en el paisaje. Así, diseñaron un discreto edificio de hormigón, envuelto por gaviones rellenos de basalto que aíslan tanto del frío como del calor. Esta construcción, les supuso ganar el prestigioso Premio Pritzker.

Château Laffite-Rothschild, Burdeos

Ricardo Bofill, arquitecto español, fue el encargado de diseñar esta bodega, cuyos viñedos se extienden un kilómetro cuadrado alrededor del castillo del mismo nombre. Bajo la premisa de complementar el castillo, Bofill concibió el aspecto de la bodega como una fortificación Vauban de planta octogonal de hormigón.

Vivanco Cultura del Vino, La Rioja

Aunque asociemos el vino y la arquitectura con espléndidos edificios en Francia o Italia, en muchas ocasiones, no se trata tanto de impresionar con una construcción asombrosa, sino de buscar el equilibrio entre la funcionalidad y la estética. Esto es lo que ocurre con esta bodega situada en Briones. Su arquitecto, Jesús Marino Pascual, la concibió como un construcción en la que la mayor parte de sus instalaciones son subterráneas, para preservar el viñedo y reducir el impacto paisajístico.

Clos Apalta, Chile

En la localidad de Colchagua, se sitúa esta bodega, diseñada por el chileno afincado en París, Roberto Benavente. Su exterior, semeja un tonel a medio terminar, con 24 curvas de madera que sirven para representar el período de maduración del vino. En su interior, las barricas están dispuestas alrededor de una mesa de catas, situada bajo una bóveda también de madera. Este edificio, de cinco plantas con un hotel en su interior, está asentado sobre una colina que domina los viñedos.

¿Qué te han parecido estos ejemplos en los que el vino y la arquitectura forman una pareja estupenda? Algunos edificios son más clásicos, otros tienen una concepción más moderna y original, pero el atractivo turístico de todos ellos es innegable. ¿Cuál te animarías a visitar primero?

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