Además de ser una tierra digna de visita, si por algo destaca Galicia es por sus vinos. Los vinos gallegos son ligeros y levemente ácidos. Entre todos ellos destacan los blancos de Ribeiro, el albariño, los blancos y tintos de Salvaterra, los albariños de Cambados, los tintos de Rubiós o de Gomariz y los treixaduras, elaborados con uvas blancas de Ribeiro.
LAS VARIEDADES
Para elaborar los caldos gallegos se emplean distintas variedades de uvas, tanto blancas como tintas.
Entre las blancas tenemos:
ALBARIÑO: Se cultiva principalmente en la Denominación de Origen Rías Baixas, aunque también está presente en otras zonas.
GODELLO: Se cultiva en el área geográfica de la Denominación de Origen Valdeorras.
LOUREIRA: Se extiende por el valle del Miño, hasta la ciudad de Ourense.
TORRONTÉS: Está en la D.O. Ribeiro.
TREIXADURA: Está en el valle del Miño, en terrenos que pertenecen a la D.O. Ribeiro o a la D.O. Rías Baixas, aunque también se encuentra en otras áreas. Sus vinos alcanzan graduaciones entre 11’5º y 13º, con una acidez media. Es variedad aromática, con gran amplitud de matices.
DOÑA BLANCA: se cultiva principalmente en el Valle del Monterrei.
En cuanto a las variedades tintas, tenemos:
MENCÍA, CAÍÑO BRAVO, FERRÓN, ESPADEIRO Y MERENZAO: El área productiva de la mencía son los valles del Sil y la parte superior del valle del Miño, en terrenos de la D.O. Valdeorras. y de la D.O Ribeira Sacra.
LOS VINOS DE GALICIA
Y SUS DENOMINACIONES DE ORIGEN
En Galicia existen en la actualidad seis Denominaciones de Origen en los vinos de Galicia: Rías Baixas, Valdeorras, Ribeiro, Ribeira Sacra y Monterrei.
Rías Baixas
Ampara tres subzonas vitivinícolas de la provincia de Pontevedra, donde se cultivan unas 1.600 hectáreas de viñedo: Valle del Salnés, en la margen izquierda de la ría de Arousa, donde se concentra la mayor parte de los viñedos; el condado del Tea, a lo largo de la ribera derecha del Miño; y El Rosal, en la cuenca más baja del Miño. El clima de esta zona tiene una clara influencia atlántica.
La variedad blanca Albariño, autóctona de Galicia y cuya antigüedad se remonta al siglo XII, ocupa la mayor parte de la superficie de viñedo en la zona que comprende la D.O. Rías Baixas. El vino Albariño está catalogado como uno de los mejores blancos del mundo.
Valdeorras
La cuenca valdeorresa del río Sil está cubierta de viñedo, desde la localidad de O Barco hasta A Rúa, junto a los álamos de las riberas y también en las laderas que miran al sur. Existe un microclima especial, un cruce entre mediterráneo y oceánico, que colabora en la maduración de los racimos. Se trata de un pasillo cálido, entre altas montañas, con una luminosidad superior a la de otras comarcas gallegas.
Godello
Uva blanca autóctona, es el principal patrimonio de esta Denominación de Origen. En Valdeorras se prima su plantación, pero también las de las variedades tintas Mencía y Merenzao o María Ordoña. La Mencía se ha adaptado bien a las características geoclimáticas y es posible hallar en el mercado una buena colección de vinos monovarietales. A partir de la uva Mencía, Valdeorras compite con muchos otros tintos jóvenes, gracias a los deliciosos aromas a zarzamora, ciruela y regaliz de la variedad.
Ribeiro
La Denominación de Origen Ribeiro abarca unas 3.000 hectáreas de viñedo situadas en las riberas y valles de los ríos Avia, Miño y Arnoya, en la parte occidental de la provincia de Ourense, con el municipio de Ribadavia como núcleo central. Es la variedad reina en Bodegas Loeda y Catro Parroquias y una de las estrellas de los vinos de Galicia. El clima es atlántico, con temperaturas suaves y lluvias abundantes. Las cepas se elevan en las laderas más soleadas para que los frutos no estén en contacto con el suelo.
Las variedades predominantes son autóctonas, entre las que destacan las blancas Treixadura (la principal variedad en Catro Parroquias, nuestro vino estrella), Loureira y Torrontés; y las tintas Caíño y Brancellao. También hay variedades no autóctonas, como las Palomino y Garnacha Tintorera y, en menor proporción, Godello, Macabeo, Albilla, Albariño, Ferrón, Souson, Mencía y Templanilla.
La mezcla de esta amalgama de variedades aporta unos vinos blancos de color pajizo pálido, elegantes, frescos, ligeros y aromáticos, de alegre acidez y con una graduación alcohólica muy suave.
Espoleados por elaboradores empeñados en rescatar para los vinos del Ribeiro la dignidad que tuvieron en otras épocas, algunas bodegas acogidas a esta célebre Denominación de Origen gallega, replantean su labor basada en los grandes volúmenes y se suman al segmento de los blancos de calidad.
Ribeira Sacra
Esta denominación es de reciente creación, aunque históricamente sus vinos fueron muy valorados cualitativamente, especialmente los tintos, que gozan aún hoy en día de una gran tradición. Su zona de producción se extiende a lo largo de las riberas de los ríos Miño y Sil, una zona de paisaje inolvidable, llena de historia y de monumentos, y donde la vid es el cultivo principal.
Dentro de la Denominación de Origen se diferencian cinco subzonas: Chantada, Quiroga, Riberas del Miño, Amandi y Ribera del Sil-Ourense. Las variedades fundamentales son la señorial Mencía y las delicadas Albariño y Godello, elaborándose vinos aromáticos de excelente calidad, predominantemente tintos.
Monterrei
Resultaría aventurado afirmar que fueron los romanos quienes dieron lugar a las villas de la comarca de Monterrei y quienes introdujeron el cultivo de vino en la zona. Lo que sí se sabe a ciencia cierta es que la expansión de las órdenes religiosas al comienzo de la Edad Media trajo consigo una expansión de los viñedos que con profusión se extendieron alrededor de los monasterios.
Los viñedos que conforman la Denominación de Origen se extienden por las laderas de los montes y valles regados por el río Támega y sus afluentes, ocupando una extensión próxima a las tres mil hectáreas. Dentro de la D.O. están diferenciadas dos subzonas: la del Val de Monterrei y la de la Ladeira de Monterrei, teniendo la comarca a Verín como su cabecera.
EL AGUARDIENTE GALLEGO
Los digestivos para los más avezados
El orujo de Galicia es un aguardiente obtenido por destilación de orujos de uva, es decir, las partes sólidas de la vendimia que no tienen aprovechamiento en la previa elaboración de los vinos de Galicia, perteneciendo al mismo tipo de bebida que los marc franceses, las grappas italianas, las bagaçeiras portuguesas o los tsipouros griegos.
La elaboración del orujo está en el corazón de loas viticultores gallegos y está fuertemente integrado en la vida de los labriegos y de los marineros que aseguran que, en el calor, refresca, y en el frío, calienta, mata tristezas y mejora la voz.
LA QUEIMADA
el rito ancestral
Uno de los más difundidos rituales del aguardiente es la queimada. Hay paganía y misterio en esta operación en la que la bebida se hace arder con ciertas fórmulas y añadiendo azúcar, cáscaras de naranja y limón, café o vino tinto, al gusto del quemador. Con buen pulso se le prende fuego, y mientras la queimada se remueve con un cucharón, se recita algún conjuro a la vez que se levantan las llamas y se sigue oficiando; las llamaradas se levantan azules, amarillas, blancas, verdosas, violáceas. Se reparte en tacitas de barro. En los orígenes de la queimada se encuentran elementos célticos, románicos, germánicos y árabes.
Elementos introducidos por los árabes serían el aguardiente y el azúcar; germánicos, el placer de la ebriedad colectiva y el gusto por las bebidas encendidas; y célticos, los elementos poéticos de los “esconxuros”.